Residente Diego (dedicado a Julio, él se reconocerá).
Sr.Diego:
Vaya por delante que, le pese, le dé igual o le guste, Ud. es
mi presidente y yo soy su administrado. Y si bien es verdad que la temporalidad
de nuestro estatus recíproco me alivia, no es menos cierto que se trata de un
alivio parcial y que ya se me está haciendo largo. Sin embargo no albergo
antipatía personal ni prejuicio, y de verdad espero que me sorprenda para bien.
Pero por el momento, como primera autoridad de Cantabria que es, la nota que le
doy no le daría derecho a beca alguna. Aunque he de confesarle aquí, entre
nosotros, que transformaría artificialmente el suspenso que merece en aprobado
raspado pues lo último que (nos) haría sería hacerle repetir.
Sus discursos suenan siempre a Oposición. Y muy debilitado debe
de encontrarse cuando empieza tan pronto su campaña aprovechando la reunión de
su comité ejecutivo. Tal y como están haciendo su labor, decirle a la
ciudadanía que el “PP es el único camino
para Cantabria”, es prácticamente incitar al suicidio colectivo. No se
ofenda, que no es el objetivo, pero reaccione.
Sobre el horizonte electoral veo que lo tiene Ud. más claro
de lo que confiesa aunque incurra en contradicción: Sabe perfectamente que las
elecciones de 2015 no serán bipartidistas, de otro modo ese “PSOE en caída libre” del que habla nunca
podría ser “la cuarta o quinta fuerza
política” en Cantabria que Ud. mismo le vaticina. Y lo sabe porque lee las
encuestas. Sabe que otros estamos ahí.
Vayamos a la realidad cotidiana de Cantabria. Allá donde uno vaya e interactúe con personas que tienen trato
con la administración autonómica los comentarios son los mismos:
El Gobierno de
Cantabria está paralizado, nada se hace, nada se dice, nada se estimula y todo
se entorpece.
Su Gobierno ha
recortado más de lo que era preciso para cumplir con los objetivos marcados por
el capitán Rajoy. Ha implantado la austeridad, siempre necesaria en la gestión
de la cosa pública, pero lo ha hecho sin estrategia política. Ha incumplido
promesas y han permitido que otros sigan incumpliéndolas.
La crisis encontró a Cantabria con mejor salud que a otros.
Pero era cuestión de tiempo: El paro ha crecido de un modo alarmante, los
autónomos desisten, las empresas cierran, la caja emblemática se tambalea entre
preferentes y ERTES, y muchos a los que les gustaría prosperar en Cantabria no
ven más futuro que el que cabe en las maletas.
Un gobierno en estas circunstancias tiene margen pues las
CCAA son cuasi plenipotenciarias en España. Pero su Gobierno carecía al llegar tanto de equipo como de
estrategia y, no logrando forjársela, ha decidido que con ahorrar tiene más que
suficiente. Pero piense que uno puede ahorrar mucho y seguir malgastando lo que
gasta. Esa falta de estrategia está siendo fatal para nuestra región
El Objetivo principal, junto con el mantenimiento de los
pilares básicos de igualdad y bienestar, ha de ser la dinamización económica: un
plan industrial ambicioso, el impuso a la creación de empresas, la
modernización de las existentes y la proyección internacional de las que ven
posibilidades en otros mercados. Para ello han puesto en marcha programas a
través del ICAF, pero al final el crédito se propone a través de entidades
bancarias convencionales que valoran los proyectos empresariales bajo criterios
convencionales de préstamo, lo cual hace que a la postre el mecanismo no
funcione.
Por otro lado los cursos de formación para parados son muy
cuestionables. El Servicio Cántabro de Empleo, invirtió, según nos ha
presentado la Asociación de Emprendedores de Cantabria, unos 40.000 euros por
parado en los últimos tres años en cursos de formación, pero muchos de esos
cursos son de escasa categoría y, en su mayor parte, se encuentran fuera
sectores estratégicos y, a la postre, no cualifican especialmente a quien lo
recibe, que termina con la sensación de perder el tiempo. Es una indecencia
este derroche y falta de criterio en la asistencia a los parados, una
indecencia que puede pasar factura si, tal y como parece posible según la misma
fuente, la UAFSE* pueda pasar a la UDEF** este expediente al haberse
presuntamente convertido este asunto en un lucrativo negocio más allá de lo
razonable.
Por todo lo anterior, y por alguna cosa más que ya le iré
contando si se presenta la ocasión, y reservándome el derecho a devolvérsela, (que
no soy prejuicioso ni radical hasta el extremo de guardármela para siempre), le
retiro la P de presidente (que en mis siglas significa Progreso) y le dejo por
el momento, con todo mi respeto, en Residente del cargo que ostenta. Confío en
que pueda conservar la R de responsabilidad. Cantabria está en sus manos. En el
fondo yo, cualquiera, podría confiar en Usted, pero para ello debería usted
mostrar que confía en sí mismo. Y no desespere: todavía no es del todo tarde
para despertar. Eso sí, si no se ve capaz…
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