miércoles, 17 de julio de 2013

Residente Diego (dedicado a Julio, él se reconocerá).
Sr.Diego:
Vaya por delante que, le pese, le dé igual o le guste, Ud. es mi presidente y yo soy su administrado. Y si bien es verdad que la temporalidad de nuestro estatus recíproco me alivia, no es menos cierto que se trata de un alivio parcial y que ya se me está haciendo largo. Sin embargo no albergo antipatía personal ni prejuicio, y de verdad espero que me sorprenda para bien. Pero por el momento, como primera autoridad de Cantabria que es, la nota que le doy no le daría derecho a beca alguna. Aunque he de confesarle aquí, entre nosotros, que transformaría artificialmente el suspenso que merece en aprobado raspado pues lo último que (nos) haría sería hacerle repetir.
Sus discursos suenan siempre a Oposición. Y muy debilitado debe de encontrarse cuando empieza tan pronto su campaña aprovechando la reunión de su comité ejecutivo. Tal y como están haciendo su labor, decirle a la ciudadanía que el “PP es el único camino para Cantabria”, es prácticamente incitar al suicidio colectivo. No se ofenda, que no es el objetivo, pero reaccione. 

Sobre el horizonte electoral veo que lo tiene Ud. más claro de lo que confiesa aunque incurra en contradicción: Sabe perfectamente que las elecciones de 2015 no serán bipartidistas, de otro modo ese “PSOE en caída libre” del que habla nunca podría ser “la cuarta o quinta fuerza política” en Cantabria que Ud. mismo le vaticina. Y lo sabe porque lee las encuestas. Sabe que otros estamos ahí.

Vayamos a la realidad cotidiana de Cantabria. Allá donde uno vaya e interactúe con personas que tienen trato con la administración autonómica los comentarios son los mismos:
El Gobierno de Cantabria está paralizado, nada se hace, nada se dice, nada se estimula y todo se entorpece.
Su  Gobierno ha recortado más de lo que era preciso para cumplir con los objetivos marcados por el capitán Rajoy. Ha implantado la austeridad, siempre necesaria en la gestión de la cosa pública, pero lo ha hecho sin estrategia política. Ha incumplido promesas y han permitido que otros sigan incumpliéndolas.
La crisis encontró a Cantabria con mejor salud que a otros. Pero era cuestión de tiempo: El paro ha crecido de un modo alarmante, los autónomos desisten, las empresas cierran, la caja emblemática se tambalea entre preferentes y ERTES, y muchos a los que les gustaría prosperar en Cantabria no ven más futuro que el que cabe en las maletas.
Un gobierno en estas circunstancias tiene margen pues las CCAA son cuasi plenipotenciarias en España. Pero su Gobierno  carecía al llegar tanto de equipo como de estrategia y, no logrando forjársela, ha decidido que con ahorrar tiene más que suficiente. Pero piense que uno puede ahorrar mucho y seguir malgastando lo que gasta. Esa falta de estrategia está siendo fatal para nuestra región

El Objetivo principal, junto con el mantenimiento de los pilares básicos de igualdad y bienestar, ha de ser la dinamización económica: un plan industrial ambicioso, el impuso a la creación de empresas, la modernización de las existentes y la proyección internacional de las que ven posibilidades en otros mercados. Para ello han puesto en marcha programas a través del ICAF, pero al final el crédito se propone a través de entidades bancarias convencionales que valoran los proyectos empresariales bajo criterios convencionales de préstamo, lo cual hace que a la postre el mecanismo no funcione.
Por otro lado los cursos de formación para parados son muy cuestionables. El Servicio Cántabro de Empleo, invirtió, según nos ha presentado la Asociación de Emprendedores de Cantabria, unos 40.000 euros por parado en los últimos tres años en cursos de formación, pero muchos de esos cursos son de escasa categoría y, en su mayor parte, se encuentran fuera sectores estratégicos y, a la postre, no cualifican especialmente a quien lo recibe, que termina con la sensación de perder el tiempo. Es una indecencia este derroche y falta de criterio en la asistencia a los parados, una indecencia que puede pasar factura si, tal y como parece posible según la misma fuente, la UAFSE* pueda pasar a la UDEF** este expediente al haberse presuntamente convertido este asunto en un lucrativo negocio más allá de lo razonable.


Por todo lo anterior, y por alguna cosa más que ya le iré contando si se presenta la ocasión, y reservándome el derecho a devolvérsela, (que no soy prejuicioso ni radical hasta el extremo de guardármela para siempre), le retiro la P de presidente (que en mis siglas significa Progreso) y le dejo por el momento, con todo mi respeto, en Residente del cargo que ostenta. Confío en que pueda conservar la R de responsabilidad. Cantabria está en sus manos. En el fondo yo, cualquiera, podría confiar en Usted, pero para ello debería usted mostrar que confía en sí mismo. Y no desespere: todavía no es del todo tarde para despertar. Eso sí, si no se ve capaz… 

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