martes, 29 de marzo de 2011

NADIE LO HARÁ POR TI

Foto: Namor Omán

Estimados conciudadanos:
Hemos llegado a un límite y urge actuar. Durante más de tres décadas quienes gobernaron Cantabria se dejaron llevar por la inercia salvaje que ha hecho que una región como la nuestra copie y calque estructuras administrativas por el simple hecho de que otras comunidades autónomas las ponían en marcha, sin atender a criterios de necesidad o pertinencia, sin pensar si existían duplicidades y redundancias evitables. Y es así como para gobernar los destinos de menos de 600.000 habitantes (lo que supone el mismo peso demográfico que los municipios de Málaga o Zaragoza) hemos terminado teniendo un parlamento, un gobierno, doce consejerías, docenas de empresas públicas y el mantenimiento, sin cuestionar su vigencia en pleno siglo XXI,  de la estructura municipal decimonónica que repartió Cantabria en 102 municipios.

Pero de eficiencia poco han sabido nuestros gobernantes autonómicos y municipales: A  medida que se endeudaban y vaciaban las arcas vaciaron de contenidos a la Administración y tejieron una extensa red de fieles colocados en municipios, consejerías, empresas públicas, consejos, observatorios, consorcios, fundaciones, agencias, institutos, ¡hasta “embajada” en Bruselas!

Este esquema antieconómico, en el que el gasto escapa al control del ciudadano, favorece la falta de transparencia, es la antesala ideal para la corrupción y no logra que los más competentes ocupen puestos de responsabilidad.

Por supuesto que nunca ha interesado, ni interesa, que todo esto llegue a la ciudadanía y no es por tanto de extrañar que Cantabria sea la región menos transparente de España, compartiendo el dudoso laurel con la Comunidad Valenciana. Como verán en el vagón de cola de la transparencia PP, PSOE y PRC se sientan juntos.

¿Y qué hacer? Para cumplir eficientemente con las obligaciones de gobierno hemos de llegar a un diagnóstico preciso, tras un análisis realista de nuestras circunstancias: Cantabria es una región pequeña en superficie y en población, con algo más de 5300 km² y algo menos de 600.000 habitantes. Y ser pequeños no es ni bueno ni malo en sí, lo que es nefasto es ciegamente haberse dotado de las mismas estructuras que han dispuesto una Cataluña y un País Vasco 12,5 y 3,6 veces más pobladas que Cantabria.

Ha llegado el momento de pasar de la queja al acto. Es hora de que una formación política nacional defienda las mismas propuestas en todas partes. Es hora de que un partido político (y UPyD lo hace aquí, en Madrid y en Vitoria), denuncie los privilegios insostenibles de que disfrutan nuestros compatriotas vasco-navarros cuyos gobiernos pueden gastarse en cada uno de sus ciudadanos un 60% más que el resto.

Y es hora de cuestionar el ejercicio de algunas de nuestras competencias ¿O no es un sinsentido que hayamos partido en tres el Parque Nacional de Picos de Europa? ¿O no es irracional que dependiendo de en qué orilla del Deva estemos podamos pescar una u otra especie? ¿O no es insostenible que tengamos centenares de viviendas pendientes de derribo y una total falta de seriedad política en la ordenación del territorio?

¿Qué puede esperar un ciudadano de Cantabria de un PP y un PSOE que no son capaces de defender en España la igualdad entre todos los ciudadanos? ¿Y qué esperar de un PRC que pacto de gobierno tras pacto ha comulgado con la rueda de molino de la desigualdad y la diferencia?

UPyD-Cantabria se propone representar a la ciudadanía de Cantabria sin caer en un localismo que consideramos ajeno a la realidad y por tanto abocado al fracaso. UPyD quiere condicionar la política que se hace en Cantabria entrando con fuerza en el Parlamento. 

Ha llegado el momento de que Cantabria se enfrente a sí misma ante el espejo. De ti depende que esto sea posible pues bien sabes que ninguno de los que ya te han defraudado lo va a hacer por ti.


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